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viernes, 18 de diciembre de 2009

Qué hacer con las buenas intenciones de fin de año: Asegurarse la decepción!



Asegurarse la decepción

Cuando alguien se preocupa por sus posibilidades de éxito en un área u otra de su vida, les recomiendo asegurarse la decepción. Si puede dar por sentado que la decepción puede aparecer frente a un intento, cuando el resultado no responde a sus expectativas, entonces la decepción estará “acotada”.

Con esto quiero decir que la decepción tendrá un lugar, no irá mucho más allá de ese espacio asignado. Para entender esto, tendríamos primero que poner en claro que muchas veces no somos conscientes de las expectativas que tenemos frente a un hecho, especialmente cuando también participan en él otras personas… :

Voy a encarar esa conversación con ella y esta vez va a entender”



“Vamos a aclararle a nuestro hijo las reglas, y las respetará finalmente”




“Mi jefe entenderá que merezco esa promoción”.


Y ahí vamos, animados por las mejores intenciones. No hay mejor motivador que una buena intención:

“Este lunes me anoto en el gimnasio”.


“A partir del primero del próximo mes, dejo de fumar”.

“Hacia el fin de esta semana, tengo que haber conseguido esa cuenta”

Y así podríamos seguir infinitamente.

La gente no suele prever la decepción, no le hace un lugar. Y como todo lo que no tiene un espacio previsto, finalmente, termina ocupando cualquier lugar… La decepción es como un montón de diarios viejos que no tienen un estante asignado, y entonces están por toda la casa: en la cocina, en el baño, en los dormitorios, en la mesa del comedor… en los sillones de la sala. Hasta que la casa es un desastre y ni ganas de ordenar nos da ya. En tanto que cuando hay un desorden acotado, el espacio previsto se convierte en un gran motivador. Habrá desorden, lo confinaremos aquí. Y bueno, no parece tan grande: vamos, deshagámonos de él…

Prever la decepción implica que estamos conscientes que nuestros intentos pueden no tener éxito. Emprender una acción aunque no podamos afirmar que va a tener éxito implica varios pasos:

Considerar que tenemos los recursos suficientes para emprender esa acción:

Aceptar que hay elementos que no controlamos y estar aún así dispuestos a embarcarnos en una situación a pesar de que solo controlemos algunas variables sí y otras no. Se trata de animarse a emprender un viaje que tiene una cuota de desconocimiento. El desconocimiento, si lo podemos aceptar, tiene un componente de aventura que se convierte en un motivador, también, aunque de otro orden. La adrenalina que se genera en una situación nueva es una motivación natural. Aceptar encarar una acción sin saber todas las variables, implica también la autoconfianza en los propios recursos y en la capacidad de llamar a los recursos de otras personas con las que podamos contar cuando sea necesario encontrar soluciones sobre la marcha.

Aprendizaje en nuevas estrategias y desarrollo de nuestra inteligencia emocional

Decidirse a desarrollar la acción conservando la atención en el desempeño, en el objetivo a conseguir, en las variables nuevas que están apareciendo y que no tenemos controladas es un esfuerzo cognitivo. Conservar la atención mientras se desarrolla la acción, estando consciente de estos aspectos a la vez que previendo que podría no funcionar nos brinda un aprendizaje singular: la posibilidad de desarrollar un comportamiento estratégico y una evolución de nuestra inteligencia emocional ya que empezamos a detectar nuestras emociones y a decidir –en acción- qué haremos con ellas.

a- Tolerar la frustración: este viejo concepto “evaluador” de la madurez, de la capacidad de resistencia de una persona es tomado en cuenta por el psicoanálisis como el estado interior que da cuenta de que la completud es una ilusión, que la perfección es una ilusión y que podemos seguir adelante y crear cosas maravillosas justamente desde esa misma “imperfección”. Eso es lo que llamamos “resiliencia”: construir nuevos cimientos desde lo malo, lo negativo, lo doloroso. La generación de nuevos recursos justamente a partir de una experiencia negativa. La persona que puede soportar la frustración está capacitada para emprender un camino que exige esfuerzos y renovar sus energías sobre la marcha. He tenido la oportunidad de conversar con maratonistas que me han asegurado que la energía para correr durante kilómetros y kilómetros se genera durante la misma carrera, no solo en los entrenamientos previos sino en la forma en la que se administran los recursos para llegar a una meta difícil y lejana. La energía que necesita un maratonista es muy distinta de la que utiliza un corredor de cien metros: el maratonista necesita regular la energía y crear nueva energía durante la acción.

Antes de llevar adelante cualquier proyecto, tengan en cuenta el poder de aceptar la posibilidad de la decepción y hacerle un lugar.

Algo así como casarse aceptando que nos encantaría que fuera para toda la vida, sí, y con ese norte avanzaremos. Pero… estaremos dispuestos a aceptar el hecho de que las personas mueren, se enferman, cambian, se agotan… La gente crece en distintas direcciones. A veces se desanima de manera tan absoluta que la decepción no acotada le ensucia toda la experiencia por completo. Acotar la decepción teniendo en cuenta que no basta con nuestras mejores intenciones y acciones. Hay otras personas en el camino. Hay otros hechos que no están bajo nuestro control. Haremos lo mejor que podamos. Y si no llegamos… habremos aprendido de la experiencia y estaremos capacitados para un nuevo recorrido.

Por supuesto: aceptar la decepción implica saber que necesitaremos sentarnos un rato a descansar. Un rato…

El objetivo principal de prever la decepción es que nos permite emprender la acción de todas maneras. Es allí, durante la acción donde sabremos de nuevos escenarios donde nosotros podemos tener problemas. Y es justamente en ese escenario-problema donde tendremos la oportunidad de encarar nuevas estrategias. Si nos retiramos antes de empezar, no nos habremos encontrado con el problema ni con el escenario donde desarrollar los intentos de solución. Y nadie aprende fuera del escenario del problema. Un libro de Richard Bach que leí cuando era adolescente todavía me sigue regalando sus frases que llegaron a mi en un momento especial: “No existe ningún problema que no te aporte simultáneamente un don. Buscas los problemas porque necesitas sus dones”.

Muchas veces no se encara un proyecto sencillamente porque la persona siente que no tiene todos los recursos. Yo insisto en que se puede empezar con una idea básica y prever los tiempos para la aparición del problema y la búsqueda de recursos. Hay forma de empezar? Empecemos, entonces.

Hace años leí un chiste grafico cuyo autor, lamentablemente no recuerdo. El chiste mostraba a un niño junto al cordón de la vereda, esperando para cruzar la calle. Durante varios cuadros se mostraba la misma imagen y un pequeño reloj que mostraba el paso del tiempo. Finalmente, una persona que atendía un negocio y lo estaba observando, se acerca a preguntar al pequeño por qué no cruzaba la calle. Éste respondió: es que mi mama me dijo que no cruzara hasta que no hubieran pasado todos, todos los autos.”

El problema es que no siempre la gente está mirándonos esperando para ayudar. Si estás frente a la necesidad de tomar una decisión, te recomiendo que atiendas primero a tu sensación interna: si te descubres con el cansancio de la espera, con la angustia de la parálisis, pregunta a alguien, busca tus recursos… Y cruza. Cuenta con la aparición intempestiva de un peligro y organiza tus respuestas. Finalmente, no todos los desafíos son de vida o muerte. Es el miedo el que los convierte en amenazas...

Las fotos fueron tomadas de este blog... que no sabemos a su vez de donde las habrá tomado... Pero seguramente lo sabrá y podrá explicarlo.


domingo, 13 de diciembre de 2009

La profecía autocumplidora, o el arte de amargarse la vida

Hoy domingo, estoy vaga. Estuve todo este tiempo escribiendo y escribiendo... y no me queda resto para escribir notas en el blog, asi que me puse a leer a Paul Watzlawik, en "El arte de amargarse la vida".

Me gustó cómo describe la situación de la profecía autocumplidora y me dije: "qué buena nota para el blog!" Pero claro, aparecio la obsesiva de siempre, a insistirme con su voz chillona por sobre mi hombro: "Pero cómo les vas a contar sobre lo que dice Paul Watzlawik sin haberles hablado antes sobre lo que dice Freud sobre la profecía autocumplidora?!". Y si, es cierto que no se puede hablar de profecías autocumplidoras sin mencionar a Freud. Y en otra ocasion habria guardado el post, para publicarlo despues de un post sobre Freud y la profecía autocumplidora.

Ya estoy harta, este post, parece la prueba de Historia de segundo año, cumpliendo una apuesta con mis compañeras respecto que el profesor, Ricardo Palomo no leía la prueba sino que contaba los renglones. Así me saqué un 9 por 4 páginas de "María Teresa de Austria era la madre de María Antonieta, por lo que tras un largo y exhaustivo análisis, podemos determinar, segun consta en todas las estadísticas revisadas, que María Antonieta era la hija de María Teresa de Austria". Y me saqué 9, nomás. Y así descubrí, con los años que transcurrieron, que los behavioristas en educación, tienen toda la razón: jamás olvidé los nombres de las dos damas unidas en vinculo materno-filial. O sea que la repetición podria tener su ventaja en la educación (viva la tabla del 2!!)

Pero como hoy me levanté menos obsesiva que de costumbre, les dejo para que busquen sobre la profecía autocumplidora segun cómo lo explica Freud en este vínculo de la wikipedia. (1)

Y aquí va Watzlawik, en "El arte de amargarse la vida":

"AUTOCUMPLIMIENTO DE LAS PROFECÍAS

En el periódico de hoy, su horóscopo le advierte (y también aproximadamente a 300 millones más que nacieron bajo el mismo signo del Zodíaco) que usted puede tener un accidente. En efecto, a usted le pasa algo. Por tanto, será verdad que la astrología tiene gato encerrado.
O ¿cómo lo ve usted?, ¿está usted seguro de que también le habría ocurrido un accidente, si no hubiese leído el horóscopo?, ¿si usted estuviese realmente convencido de que la astrología es un bulo craso? Naturalmente, esto no puede explicarse a posteriori.

Es interesante la idea del filósofo Karl Popper que dice —simplificando mucho- que la profecía horrenda del oráculo a Edipo se cumplió precisamente porque éste la conocía e intentó esquivarla. Y justo lo que hizo para escaparse de ella, fue lo que llevó al cumplimiento de lo que había dicho el oráculo.

Si ello es así, aquí tendríamos otro efecto de la evitación, es decir, su virtud de atraer en determinadas circunstancias justamente lo que pretende evitarse. ¿Qué circunstancias son éstas? Primero, una predicción en el sentido más amplio: cualquier expectación, temor, convicción o simple sospecha de que las cosas evolucionarán en este sentido y no en otro. Hay que añadir que dicha expectación puede ser desencadenada tanto desde fuera, por ejemplo, por personas ajenas, como por algún convencimiento interno. Segundo, la expectación no ha de verse
como expectación sino como realidad inminente contra la que hay que tomar enseguida unas medidas para evitarla. Tercero, la sospecha es tanto más convincente cuanto más personas la compartan o cuanto menos contradiga otras sospechas que el curso de los acontecimientos ha ido demostrando.

Así, por ejemplo, basta la sospecha -con o sin fundamento, no tiene importancia- de que los otros cuchichean o se burlan en secreto de uno. Ante este «hecho», el sentido común sugiere no fiarse de los otros. Y como, naturalmente, todo sucede detrás de un velo tenue de disimulo, se aconseja afinar la atención y tomar en cuenta hasta los indicios más insignificantes. Sólo hace falta esperar un poco y pronto puede uno sorprender a los otros cuchicheando y disimulando sus risas, guiñando el ojo e intercambiando signos conspiradores. La profecía se ha cumplido.

De todos modos, este mecanismo funciona realmente sin fallos, si usted no ajusta las cuentas consigo mismo de la contribución que usted haya aportado al caso. Después de lo que usted ha aprendido en los capítulos anteriores, esto no le parecerá muy difícil. Además, una vez que el mecanismo se ha puesto en marcha, ya no se puede comprobar más ni tiene interés alguno averiguar qué fue lo primero: si su conducta desconfiada fue la que provocó las risas de los otros o si las risas de los otros le hicieron a usted desconfiado.

Las profecías autocumplidas crean una determinada realidad casi como por magia y de aquí viene su importancia para nuestro tema. No sólo ocupan un lugar fijo de preferencia en el repertorio de cualquier aspirante a la vida amargada, sino también en ámbitos sociales de más envergadura. Si, por ejemplo, se impide a una minoría el acceso a ciertas fuentes de ingresos (pongamos, por caso, a la agricultura o a cualquier oficio manual), porque, en opinión de la mayoría, es gente holgazana, codiciosa o sobre todo «no integrada», entonces se les obliga a que se dediquen a ropavejeros, contrabandistas, prestamistas y otras ocupaciones parecidas, lo que, «naturalmente», confirma la opinión desdeñosa de la mayoría.

Cuanto más señales de stop ponga la policía, más transgresores habrá del código de circulación, lo que «obliga» a poner más señales de stop. Cuanto más una nación se siente amenazada por la nación vecina, más aumentará su potencial bélico, y la nación vecina, a su vez, considerará urgente armarse más. Entonces el estallido de la guerra (que ya se espera) es sólo cuestión de tiempo. Cuanto más alta es la tasa de impuestos en un país, para compensar así los defraudes de los contribuyentes, que, naturalmente, ya se supone de antemano no van a ser sinceros, más ocasión se da a que también los ciudadanos honestos hagan trampa. Si un número suficiente de personas cree un pronóstico que dice que una mercancía determinada va a escasear o a aumentar de precio (tanto si «de hecho» es verdad como si no lo es), vendrán compras de
acaparamiento, lo que hará que la mercancía escasee o aumente de precio. La profecía de un suceso lleva al suceso de la profecía. La única condición es que uno se profetice o deje profetizar y que luego lo considere un hecho con consistencia propia, independiente de uno mismo o
inminente. De este modo se llega exactamente allí donde uno no quería llegar. "


(1) qué raro, no hay vinculo directo a Freud y la profecía autocumplidora en la wikipedia... Qué hago, publico el post o lo guardo en borrador? No dicen siempre que hay que hacer un retorno a
Freud? Bueno, publico el post y luego retorno...

martes, 1 de diciembre de 2009

La detención de Zanola y otro ejercicio de lectura corporal

En el diario argentino Clarín, del día de la fecha, aparece una noticia sobre la detención de siete personas presuntamente vinculadas con el triple crimen de tres jóvenes empresarios Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón, ocurrido hace mas de un año, ligado a la mafia de los medicamentos, un escándalo de corrupción.
Estas detenciones se realizan en el marco de una causa que segun dice el mismo diario, "investiga a la denominada mafia de los medicamentos. La pesquisa es tan voluminosa que ya lleva más de dos años, tiene a quince detenidos y más de media tonelada de papeles y documentos secuestrados en 240 allanamientos. "


En la nota que nos ocupa, aparece la foto de Juan José Zanola, eterno secretario general del gremio bancario. En la foto lo vemos esposado y sonriente.

El ejercicio que les propongo es:
En virtud del gesto de la persona fotografiada, qué podriamos decir que está pensando en ese momento?

Es ese gesto, propio de una persona que se sabe culpable o que esta seguro de ser inocente?



Es congruente el gesto y la postura corporal de la persona con la situación de estar siendo llevado detenido, esposado, mientras los fotografos de los medios disparan sus cámaras?
Y si no es congruente, cuál sería el gesto y la postura corporal en cada caso?