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miércoles, 8 de marzo de 2017

Quién necesita psicoterapia, eh?


Me las estoy arreglando bien, no necesito psicoterapia.
Victoria Lemle Beckner, es profesora de asistencia clínica del departamento de Psiquiatría de la Universidad de California, San Francisco. En esta conferencia habla sobre los diferentes abordajes en psicoterapia y cómo la investigación sostiene a la práctica de los clínicos para obtener un cambio durable.


Hay un cierto estigma todavía frente al trastorno psicológico que hace que para muchas personas sea difícil consultar.  Si se fractura un tobillo o  un brazo, nadie dudaría que es necesario hacerse ver por un traumatólogo y seguir un tratamiento para curarse bien.  En cambio, cuando se trata de la mente, parece que fuera algo menor, o en todo caso, no necesario para esa persona.  “Yo me las arreglo bien solo, no necesito un arreglador de locos” puede ser la respuesta.
Es cierto que  todos nos las arreglamos para salir adelante y superar los problemas.  Pero lo estamos haciendo de una forma que nos resulta útil, o simplemente ponemos en marcha nuestros recursos más utilizados frente a los problemas? Muchas veces esos recursos nos vienen dictados por nuestras formas automáticas de reaccionar, esas formas que  no son conscientes.  No se trata entonces de una elección consciente de nuestra reacción sino de la puesta en marcha de nuestros mecanismos defensivos habituales.  Qué es un mecanismo defensivo? Es un modelo que se dispara automáticamente para ponernos a salvo de algo doloroso que impone un trabajo importante a nuestra psiquis.  Muchas veces esos mecanismos, defensas, pueden ser útiles, y muchas otras veces, son excesivos, nos limitan, nos estereotipan, nos vuelven rígidos y muy a menudo, nos hacen reaccionar de manera inadecuada…. O bien, ser ciegos frente a situaciones que otros pueden ver con toda claridad.  Y nosotros, seguimos tropezando con la misma piedra.  Entonces, cuando seguimos adelante, pese a todo…Qué imposiciones hacemos a nuestra mente y a nuestro cuerpo?

La psicoterapia no solo provee formas de salir adelante con los aspectos negativos de la situación vital que se está atravesando.  La psicoterapia es capaz de ir en busca de los recursos ocultos de la persona, de ayudar a descubrir el verdadero potencial para un desarrollo creativo significativo.

La psicoterapia no sirve solo a una persona, de manera individual.  Hay abordajes que permiten descubrir los recursos creativos hacia el cambio no sólo de la persona en si misma sino en sus  vínculos de pareja, en las relaciones de familia.  Y existen los abordajes que permiten aplicar el saber sobre las relaciones humanas a los grupos de colegas de trabajo o el equipo de una organización.

Quienes estudiamos para ser psicoterapeutas, nos entrenamos y nos actualizamos en las ultimas investigaciones sobre la efectividad de los distintos abordajes en psicoterapia. 
Quienes están autorizados a trabajar como psicoterapeutas?  En principio los médicos que han seguido una especialización en psiquiatría, pueden conducir una psicoterapia y su especificidad es que pueden medicar para los casos en que es necesario.
Los psicólogos, desde ya, es una de las actividades básicas, como la evaluación y el diagnóstico para las que estamos formados.  Los trabajadores sociales, ciertos profesionales de la enfermería que se han entrenado para tal fin, algunos consejeros familiares.  A partir de la puesta en funciones de la ley21, en Québec, todos los otros profesionales que se dediquen a la psicoterapia, con excepción de los psiquiatras y psicólogos para quienes la psicoterapia es uno de los pilares de su formación de base, tienen que acreditar una cantidad horas de formación y de practica supervisada para poder ser reconocidos como psicoterapeutas.

Algunas personas dudan de que un tratamiento que se realiza hablando pueda ser efectivo.  Se ha descrito la psicoterapia como la cura por la palabra (talking cure) y también existen ciertos abordajes que proponen lo visual (arte terapia) o la música, o la creatividad, como propuesta psicoterapéutica. Más que hablar, la psicoterapia es una experiencia de autoconocimiento, una experiencia de aprendizaje.  Es un aprendizaje que continúa también fuera de la sesión.

Existen muchas escuelas y abordajes en psicoterapia que están construidos sobre distintas bases teóricas.  Se trata de distintas miradas sobre los orígenes del problema y de qué modo se puede dirigir el proceso de recuperación., es decir, de qué manera abordamos los cambios para solucionar el problema.  Cada abordaje tiene sus propios modelos y técnicas.  Describirlos todos no sería posible porque solo para conocerlos, nos tomamos unos cuantos cuatrimestres de estudio durante la formación de base.  Sin embargo podemos dar una descripción muy somera, a condición de que la tomemos como lo que es, una simplificación,  y que, como toda simplificación deja cosas muy importantes de lado. 

El abordaje psicoanalítico o psicodinámico tiene un gran énfasis en el insight, es decir, la comprensión interior del problema, el entendimiento del origen de la situación.  Esta comprensión es a la vez el principal factor de curación del tratamiento.  Sin embargo, muchas veces, esa comprensión, responsable a la vez del gran enriquecimiento interior de la persona, no alcanza para influir en ciertos esquemas repetitivos.  Lo específico también del abordaje psicodinámico es la posibilidad de tomar la relación misma con el terapeuta como el objeto de estudio y de trabajo, como un modelo sobre el cual se estudian y se trabajan todas las relaciones que el consultante tiene con su medio.

La terapia comportmental toma en cuenta las conductas, qué es lo que la persona “hace”.  Éste abordaje propone modificaciones conscientes sobre lo que el consultante hace.  Es una terapia sumamente directiva.

La terapia cognitivo-comportamental estudia el comportamiento también pero pone el acento sobre las creencias y pensamientos respecto de las situaciones, ya que los pensamientos tienen una gran importancia sobre las emociones. 

Luego, las llamadas terapias de la tercera ola “Third wave”, que si bien proponen trabajar sobre los comportamientos y las emociones, ponen el énfasis sobre la toma de conciencia de esas emociones y la aceptación de las mismas como parte del proceso (mindfullness).   

La conferencista deja para el final otros abordajes que en lo personal encuentro muy importantes: los abordajes interpersonales y el abordaje sistémico que dan una gran importancia al aspecto de conjunto de las situaciones personales.  Las personas no somos islas, y nuestros modos de reaccionar y de sentir se han ido moldeando a través del contacto con los otros significativos de nuestro pasado y presente (padres, abuelos,  hermanos, maestros, figuras de autoridad, etc).  Estas modalidades conforman a la vez nuestra manera de reaccionar, realimentando ciertos patrones establecidos, podría decirse, congelados.  Cuando somos capaces de identificar en los modelos interpersonales ciertas “reglas ocultas”, también abrimos la puerta del cambio.

Algo sumamente importante para destacar en la experiencia de la relación con el psicoterapeuta, más allá de la forma de psicoterapia que se realice.  Es que dicha relación debe servir como un vínculo de aceptación incondicional, en el sentido de que todas las emociones que el paciente puede experimentar son aceptadas sin critica, sin juzgar.  En ese sentido, la psicoterapia es un vínculo seguro con otra persona, donde el objetivo es aceptar de manera consciente los pensamientos y las emociones y  si no se siente bien con ellas, aprender a cambiar.  Esto implica desarrollar una relación donde se despliega una “alianza de trabajo” es decir, un acuerdo entre las dos partes de trabajar para el cambio que ayude a la persona a poner en marcha su potencial.  Hablamos de un vínculo entre dos personas que tiene el objetivo de resultar facilitador para el consultante.  Una parte importante de esta alianza de trabajo es que ambas partes coincidan en cual es el objetivo del trabajo y las modalidades en las que el mismo va a desarrollarse. 

En cierto sentido una psicoterapia es un verdadero curso básico sobre las emociones.  Las emociones se producen como una reacción natural frente a las situaciones que vivimos.  Tienen como finalidad la de hacernos comprender elementos que son poco accesibles a la conciencia.  Ejemplo: la lectura básica innata que podemos hacer en los gestos del otro.  És un aprendizaje que nos viene dado en el desarrollo de nuestra especie y que nos permite decodificar de manera no consciente la actitud del otro: viene como amigo, o tiene una actitud amenazadora?  Me escucha con interés o está aburriéndose?  Me dice la verdad o me miente?  Sin embargo, cuando las emociones nos sobrepasan o no sabemos definirlas, podemos llegar a malinterpretar esos signos y ya no poder utilizar nuestra respuesta emocional al servicio de nuestra comprensión.

Una de las cosas que la gente aprende en psicoterapia es a tolerar los sentimientos, poder reconocerlos.  Aceptarlos sin necesitar escapar de ellos, hasta poder aprender  como producir cambios y llegar a sentirse de otra manera.  Ponemos mucha atención a las emociones en la sesión, porque eso nos permite aprender a reconocerlas durante las situaciones, a veces muy difíciles, de la vida cotidiana.  Es interesante la distinción que hace la conferencista sobre el aprendizaje del manejo de emociones: es la idea de “elegir una respuesta” a partir de las emociones, y no simplemente “reaccionar” frente a ellas. 
Otra cosa que se aprende durante una psicoterapia es a identificar los modelos de relación que establecemos con los otros.

Ahora bien: todo esto puede parecer muy bonito, pero la realidad es que una psicoterapia demanda tiempo, atención, hay que hablar de cosas difíciles, hay que hacer, a veces, tareas que resultan un desafío.  Y además, es cara… implica dinero, o al menos, la espera del reembolso para aquellos que tienen aseguradoras que les reconocen los tratamientos.  Entonces, una pregunta inevitable es: funciona?  Cómo podemos confirmar si funciona?
La conferencista nos habla de los estudios de eficacia de las psicoterapias, investigaciones que se llevan a cabo desde hace más de una década.  Dichos estudios han venido confirmando que los sujetos que participan de una psicoterapia pueden mejorar de manera considerable en su problema (depresión, ansiedad, etc.) respecto de un grupo de control que no sigue una psicoterapia.  Sería importante agregar aquí que los estudios también han probado que la mejora no depende de manera significativa de un abordaje u otro en psicoterapia.  Es decir que los elementos que toman parte en la eficacia de una psicoterapia en particular.  Los resultados dependen de otros factores: ejemplo, la calidad de la relación que se establece con el terapeuta, la experiencia y habilidad del mismo, el estar de acuerdo con los objetivos a alcanzar, aspectos particulares del paciente, la posibilidad de llevar a cabo tareas fuera de las sesiones y, finalmente, el monitorear los resultados para comprobar la eficacia.

 Para dar una idea de los resultados positivos de realizar una psicoterapia, la conferencista señala que la eficacia de la psicoterapia es de 0,8, lo cual parece poco importante expresado en esas cifras.  Sin embargo, si lo comparamos con la eficacia de una practica médica, por ejemplo, la prescripción de la aspirina para el control del dolor de cabeza, la eficacia de dicha práctica estaría en el orden de 0,6.  Y los antidepresivos como el Prozac o el Zoloft, estarían en el orden de 0.3-0.5  Ummmm, y sin embargo, qué sentimiento de seguridad aparece en algunas personas, cuando salen con una receta de medicamento en la mano!!  

Respecto del número necesario de sesiones para confirmar una mejora en los síntomas, señala que un 50% de los consultantes verifica una mejora en un promedio de 7 sesiones, un 75% necesita 14 sesiones, otro 50% obtienen una mejora en un promedio de 21 sesiones.  Siempre hablamos en estos casos de trastornos como el desorden de ansiedad, o la depresión, en procesos de psicoterapia breve.

Otro elemento importante a tomar en cuenta en relación a la conexión mente-cuerpo, son los cambios comprobados a nivel de la anatomía cerebral.  Tomando el caso del desorden obsesivo-compulsivo, la conferencista muestra un estudio de los cambios cerebrales que se producen en un mapeo del cerebro previo a un tratamiento medicamentoso comparado con el tratamiento de psicoterapia sin medicación y… sorpresa!! Las modificaciones son prácticamente las mismas.   Pongamos aquí atención: no confundir esto con cierto prejuicio de algunas personas que proponen que NUNCA es necesaria la medicación: hay veces que la psicoterapia no es posible siquiera mientras la persona no pueda controlar sus emociones de manera consciente respondiendo a la guía y a las estrategias brindadas por el terapeuta.  En ocasiones es imposible siquiera comenzar si el organismo de la persona sufre un desequilibrio tal que necesita empezar con una ayuda “química”. 

De la misma manera que el stress tiene un efecto sobre el cerebro y el cuerpo en general, la psicoterapia, que es una intervención a nivel psicológico, tiene un efecto también en el cerebro y en el cuerpo en general.  No por casualidad muchos médicos indican a sus pacientes seguir una psicoterapia, que además ha comprobado incrementar la calidad de vida de pacientes que sufren incluso una enfermedad terminal. 

En estudios sobre la eficacia de la psicoterapia en trastornos como el desorden de ansiedad, un elemento a tener en cuenta es el papel que tiene el condicionamiento a formas de reaccionar con ansiedad en etapas muy tempranas.  Dicho más fácilmente, cómo podemos haber sido inadvertidamente educados para reaccionar con ansiedad… y como podemos desarmar esos mecanismos a través de la psicoterapia.  La conferencista nos habla además de la importancia de los mecanismos de des-condicionamiento, por ejemplo, en casos de fobias.  Es necesario poder mantener la exposición a la situación que produce la fobia y desarmar los mecanismos evitativos.  Dicho más fácil, proporcionar las estrategias para poder hacer frente al problema en lugar de evitarlo.  La conferencista agrega que la exposición y las estrategias provistas por el terapeuta permiten una experiencia de aprendizaje que promueve cambios a nivel cerebral, más precisamente en la amígdala, una parte del cerebro que concentra las emociones de miedo y ansiedad.  Por haber tenido una formación de base psicoanalítica (que a través de los años enriquecí con una mirada abarcativa que integra otras técnicas) tengo que agregar aquí que cuando es posible hacer frente al pánico de la situación que genera la fobia, se abre una puerta para la comprensión de la angustia asociada a esa situación.  No es el ascensor el objeto real de la ansiedad… no es el avión, no es la araña… Ese es el objeto que lo identifica, pero la angustia es una reacción que puede estar asociada a otras situaciones que aparecen de manifiesto… justamente cuando es posible exponerse a la situación que la produce.

Un aspecto muy importante en la eficacia de la psicoterapia, y esto, en todos los abordajes y técnicas, es la calidad de la relación que se establece entre paciente y terapeuta.  Si en esa relación hay confianza, hay coincidencia de objetivos, la relación es un aspecto de predicción de la eficacia del tratamiento.  Y por último, el momento en que el consultante se compromete con su propio cambio.  Cual es la verdadera motivación del consultante para emprender ese proceso, en ese momento.  Entonces, el compromiso con el cambio, una disposición para aprender cosas nuevas… el temor frente a lo desconocido en un nivel manejable…  Y sobre todo, la actitud de participar activamente del proceso, que equivale a renunciar a la mágica expectativa de venir, en actitud de brazos cruzados, a pedirle al terapeuta: “Cámbiame!  Pero eso si, que sea rápido, que cueste poco, y sobre toda, que no duela…”  Porque una cosa hay que agregar: podemos usar el humor, el humor es una herramienta maravillosa para aprender y para relativizar, desdramatizar las situaciones.  Pero cuando estamos tocando heridas que intentaron cicatrizar como pudieron, a veces dejando infecciones dentro…, revolver y limpiar, puede llegar a doler un poco… o mucho.  Y hay estrategias que sabemos los terapeutas, para también focalizar el dolor y que no nos anestesie.  La anestesia  es una ayuda con contraindicaciones: nos evita el dolor, pero también nos priva de disfrutar de una caricia.