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domingo, 13 de diciembre de 2009

La profecía autocumplidora, o el arte de amargarse la vida

Hoy domingo, estoy vaga. Estuve todo este tiempo escribiendo y escribiendo... y no me queda resto para escribir notas en el blog, asi que me puse a leer a Paul Watzlawik, en "El arte de amargarse la vida".

Me gustó cómo describe la situación de la profecía autocumplidora y me dije: "qué buena nota para el blog!" Pero claro, aparecio la obsesiva de siempre, a insistirme con su voz chillona por sobre mi hombro: "Pero cómo les vas a contar sobre lo que dice Paul Watzlawik sin haberles hablado antes sobre lo que dice Freud sobre la profecía autocumplidora?!". Y si, es cierto que no se puede hablar de profecías autocumplidoras sin mencionar a Freud. Y en otra ocasion habria guardado el post, para publicarlo despues de un post sobre Freud y la profecía autocumplidora.

Ya estoy harta, este post, parece la prueba de Historia de segundo año, cumpliendo una apuesta con mis compañeras respecto que el profesor, Ricardo Palomo no leía la prueba sino que contaba los renglones. Así me saqué un 9 por 4 páginas de "María Teresa de Austria era la madre de María Antonieta, por lo que tras un largo y exhaustivo análisis, podemos determinar, segun consta en todas las estadísticas revisadas, que María Antonieta era la hija de María Teresa de Austria". Y me saqué 9, nomás. Y así descubrí, con los años que transcurrieron, que los behavioristas en educación, tienen toda la razón: jamás olvidé los nombres de las dos damas unidas en vinculo materno-filial. O sea que la repetición podria tener su ventaja en la educación (viva la tabla del 2!!)

Pero como hoy me levanté menos obsesiva que de costumbre, les dejo para que busquen sobre la profecía autocumplidora segun cómo lo explica Freud en este vínculo de la wikipedia. (1)

Y aquí va Watzlawik, en "El arte de amargarse la vida":

"AUTOCUMPLIMIENTO DE LAS PROFECÍAS

En el periódico de hoy, su horóscopo le advierte (y también aproximadamente a 300 millones más que nacieron bajo el mismo signo del Zodíaco) que usted puede tener un accidente. En efecto, a usted le pasa algo. Por tanto, será verdad que la astrología tiene gato encerrado.
O ¿cómo lo ve usted?, ¿está usted seguro de que también le habría ocurrido un accidente, si no hubiese leído el horóscopo?, ¿si usted estuviese realmente convencido de que la astrología es un bulo craso? Naturalmente, esto no puede explicarse a posteriori.

Es interesante la idea del filósofo Karl Popper que dice —simplificando mucho- que la profecía horrenda del oráculo a Edipo se cumplió precisamente porque éste la conocía e intentó esquivarla. Y justo lo que hizo para escaparse de ella, fue lo que llevó al cumplimiento de lo que había dicho el oráculo.

Si ello es así, aquí tendríamos otro efecto de la evitación, es decir, su virtud de atraer en determinadas circunstancias justamente lo que pretende evitarse. ¿Qué circunstancias son éstas? Primero, una predicción en el sentido más amplio: cualquier expectación, temor, convicción o simple sospecha de que las cosas evolucionarán en este sentido y no en otro. Hay que añadir que dicha expectación puede ser desencadenada tanto desde fuera, por ejemplo, por personas ajenas, como por algún convencimiento interno. Segundo, la expectación no ha de verse
como expectación sino como realidad inminente contra la que hay que tomar enseguida unas medidas para evitarla. Tercero, la sospecha es tanto más convincente cuanto más personas la compartan o cuanto menos contradiga otras sospechas que el curso de los acontecimientos ha ido demostrando.

Así, por ejemplo, basta la sospecha -con o sin fundamento, no tiene importancia- de que los otros cuchichean o se burlan en secreto de uno. Ante este «hecho», el sentido común sugiere no fiarse de los otros. Y como, naturalmente, todo sucede detrás de un velo tenue de disimulo, se aconseja afinar la atención y tomar en cuenta hasta los indicios más insignificantes. Sólo hace falta esperar un poco y pronto puede uno sorprender a los otros cuchicheando y disimulando sus risas, guiñando el ojo e intercambiando signos conspiradores. La profecía se ha cumplido.

De todos modos, este mecanismo funciona realmente sin fallos, si usted no ajusta las cuentas consigo mismo de la contribución que usted haya aportado al caso. Después de lo que usted ha aprendido en los capítulos anteriores, esto no le parecerá muy difícil. Además, una vez que el mecanismo se ha puesto en marcha, ya no se puede comprobar más ni tiene interés alguno averiguar qué fue lo primero: si su conducta desconfiada fue la que provocó las risas de los otros o si las risas de los otros le hicieron a usted desconfiado.

Las profecías autocumplidas crean una determinada realidad casi como por magia y de aquí viene su importancia para nuestro tema. No sólo ocupan un lugar fijo de preferencia en el repertorio de cualquier aspirante a la vida amargada, sino también en ámbitos sociales de más envergadura. Si, por ejemplo, se impide a una minoría el acceso a ciertas fuentes de ingresos (pongamos, por caso, a la agricultura o a cualquier oficio manual), porque, en opinión de la mayoría, es gente holgazana, codiciosa o sobre todo «no integrada», entonces se les obliga a que se dediquen a ropavejeros, contrabandistas, prestamistas y otras ocupaciones parecidas, lo que, «naturalmente», confirma la opinión desdeñosa de la mayoría.

Cuanto más señales de stop ponga la policía, más transgresores habrá del código de circulación, lo que «obliga» a poner más señales de stop. Cuanto más una nación se siente amenazada por la nación vecina, más aumentará su potencial bélico, y la nación vecina, a su vez, considerará urgente armarse más. Entonces el estallido de la guerra (que ya se espera) es sólo cuestión de tiempo. Cuanto más alta es la tasa de impuestos en un país, para compensar así los defraudes de los contribuyentes, que, naturalmente, ya se supone de antemano no van a ser sinceros, más ocasión se da a que también los ciudadanos honestos hagan trampa. Si un número suficiente de personas cree un pronóstico que dice que una mercancía determinada va a escasear o a aumentar de precio (tanto si «de hecho» es verdad como si no lo es), vendrán compras de
acaparamiento, lo que hará que la mercancía escasee o aumente de precio. La profecía de un suceso lleva al suceso de la profecía. La única condición es que uno se profetice o deje profetizar y que luego lo considere un hecho con consistencia propia, independiente de uno mismo o
inminente. De este modo se llega exactamente allí donde uno no quería llegar. "


(1) qué raro, no hay vinculo directo a Freud y la profecía autocumplidora en la wikipedia... Qué hago, publico el post o lo guardo en borrador? No dicen siempre que hay que hacer un retorno a
Freud? Bueno, publico el post y luego retorno...

3 comentarios:

Ale Marge dijo...

wawwwwwww, qué verborragia! muy interesante! Yo estoy convencida que a la gente que le dan tres meses de vida si se lo cree le quedan 3 meses seguro.
Querida amiga, te extraño y espero verte pronto para nuestros mates habituales, sobre todo ahora que empezó la nieve.

Virginia dijo...

Me divirtió mucho la introducción! Muchas veces me encontré en tu lugar. Interesante porque recordé que la profesia autocumplida no solo se manifiesta en la psicología y el el comportamiento sociologico, sino también en la ciencias duras. Qué poder tienen las expectativas!!!! Saludos!

Psicóloga argentina dijo...

Chicas, no solo en la medicina ni en las ciencias duras... sino en todo lo que toquemos los humanos, que así lo "contaminamos" de nuestra humanidad, hasta a las piedras, ja!!

Ale, aquí compramos yerba en el Corte Inglés. Pero no nos alcanza para completar el mate: nos faltan ustedes!!!

abrazos!!!